Santo Tomé y Principe

"La joya más pequeña del Golfo de Guinea"
Sao Tomé y Príncipe es una pequeña república insular situada en el Golfo de Guinea. Está formada por dos islas principales y algunos islotes y comparten un pasado colonial vinculado a Portugal desde mediados del siglo XV, cuando los portugueses colonizaron estas dos islas que, por aquel entonces, estaban deshabitadas.
Es un país pequeño. Para tomar conciencia de sus dimensiones basta con echar un vistazo a sus dos islas ‘grandes’. Sao Tomé tiene 854 kilómetros cuadrados (algo más grande que Menorca) y Príncipe 136 (El Hierro tiene 256). Es uno de los micro estados más pequeños del mundo, pero tienen una naturaleza apabullante; una colección de playas increíble y una buena colección de construcciones coloniales.
La primera razón para aconsejar un viaje a sao Tomé y Príncipe es que es un país fácil de visitar. Es un destino muy seguro y en el que te vas a encontrar con gente amable y muy hospitalaria. Junto a otros países como Cabo Verde o Gambia, es uno de los mejores lugares para tener el primer contacto con el África subsahariana y animarse a visitar otros lugares.
Otra de las ventajas es que es un territorio aún por descubrir. El país es uno de los menos visitados del mundo (apenas unos 10.000 turistas al año) algo que ofrece la ilusión del descubrimiento. El pequeño tamaño es la otra gran ventaja: permite llegar casi a cualquier rincón sin el hándicap de los viajes interminables de los países africanos.
¡Ahora, vamos a descubrir las peculiaridades de la Isla de Santo Tomé, Principe y de la Isla de Rolas!
LA ISLA DE SANTO TOMÉ
Esta isla es un auténtico paraíso natural; tanto tierra adentro como en la costa, que alterna cantiles, grandes extensiones de manglar y playas quenada tienen que envidiar a las caribeñas. Algunas de estas playas son famosas por el desove de tortugas marinas (las más impresionantes, en este sentido, son Jalé e Inhame en Santo Tomé y Praia Grande en Príncipe). El desove de las tortugas se produce entre los meses de septiembre a abril y los huevos eclosionan entre 50 y 80 días más tarde. En esta época no es difícil encontrarse con este espectáculo sublime de la naturaleza. `La ONG local Marapa organiza excursiones para ver las zonas de desove y nacimiento de tortuguinos y los principales manglares. Aguas adentro hay visitantes ilustres como la Ballena jorobada y residentes habituales como los delfines.
La herencia colonial portuguesa se concentra en Santo Tomé, capital de la joven república y su población más importante. El Mercado Municipal es el corazón de la capital; En torno al mercado se desparrama la antigua ciudad portuguesa; La Catedral de Nuestra Señora de Gracia, las casas de la Avenida 12 de Julio y el Fortín de San Sebastián (sede del Museo Nacional), son los edificios más notables de una ciudad de apariencia caótica dónde se alterna el ladrillo, la madera y la chapa.
Otra de las huellas profundas de la presencia portuguesa son las plantaciones de cacao (las Roças). Antaño símbolos de tiempos históricos oscuros vinculados con la esclavitud, hoy algunas de las haciendas se han convertido en instalaciones en las que se combinan el cultivo de cacao (uno de los mejores del mundo), el turismo rural, la nueva cocina local y hasta las actividades de carácter artístico y cultural.
Uno de los mejores ejemplos de ello es la Roça de São João dos Angolares una de las paradas obligadas de la ruta sur junto a maravillas naturales como la Boca del Infierno, una curiosa formación rocosa que nos recuerda a la Calzada del Gigante irlandesa, o la Cascada de Praia Pesquera, dónde el agua se precipita a pocos metros de la orilla del mar formando un charco glorioso.
Algunos kilómetros más al sur ya empezaremos a ver el Pico Cao Grande, una impresionante aguja de basalto de 600 metros de altura que emerge como una columna desde la selva. Es una de las imágenes paradigmáticas de la isla.
En Santo Tomé las excursiones obligadas son cuatro:
- La ruta norte hasta Santa Catarina pasando por pueblecillos y aldeas de pescadores de la costa como Morro Peixe (con espectaculares playas dónde también desovan las tortugas);
- La ruta sur hasta las impresionantes playas (Micondó, Grande, Inhame, Piscina y la imponente Jalé) y manglares (como los que se forman en la desembocadura del Río Malanza);
- Darse un salto hasta la pequeña Isla das Rolas.
- Hacer, al menos una incursión al Parque Natural Obo pasando por los pueblos y roças del interior (como Monte Café).
Las maravillas naturales del interior de la isla son incontables. Algunas son relativamente accesibles como la Cascada de san Nicolás. Otras demandan largas caminatas por terrenos habitualmente embarrados. El mejor trek de la isla es el que lleva hasta el Lago Amelia. Otro clásico más exigente es el ascenso al Pico de Sao Tomé (ambos senderos parten desde el Jardín Botánico de Bom Sucesso).
PRÍNCIPE, UNA ISLA DE OTRO MUNDO.
Hasta Príncipe llega muy poca gente, lo que acentúa la sensación de pisar tierra virgen. Hasta su capital, San Antonio, es pequeña y pulcra. Un pueblecito que, a diferencia de Sao Tomé, ha cuidado las casas coloniales que lucen casi como nuevas. Las playas se apelotonan al norte, con Bom Bom como buque insignia del incipiente turismo y el buceo, Bananas como verdadera evocación del paraíso y Praia Grande como el mejor lugar del Archipiélago para ver tortugas.
A dos pasos de la capital se localizan las roças más importantes y mejor conservadas de Príncipe (Porto Real; Terreiro Velho y Sundy) y más al sur, ocupando más de la mitad del territorio insular, bosque virgen impenetrable. El sendero de Pico Papagayo es una de las pocas opciones para adentrarse en las frondas espesas del bosque tropical.
A dos pasos de la capital se localizan las roças más importantes y mejor conservadas de Príncipe (Porto Real; Terreiro Velho y Sundy) y más al sur, ocupando más de la mitad del territorio insular, bosque virgen impenetrable. El sendero de Pico Papagayo es una de las pocas opciones para adentrarse en las frondas espesas del bosque tropical.
LA ISLA DE ROLAS
La Isla de Rolas es arena, selva, roca volcánica y salitre. Es ese lugar en el que vivir el auténtico turismo sostenible presenciando el nacimiento de las tortugas protegidas por patrullas, es hacer buceo en las mejores playas de Santo Tomé y Príncipe y es avistar ballenas en su mar abierto. Y por si estos fenómenos tan espectaculares no fueran suficiente, viajar la Isla de Rolas es conocer lo más parecido al centro del planeta: con el monumento del paso del Ecuador como la gran estrella del turismo y estando tan cerquita del meridiano cero… ¿qué más necesitas para ver esta isla como uno de los lugares más especiales que visitar en Santo Tomé y Príncipe?
"Porque no hay un lugar mejor para sentirse el auténtico ombligo del mundo"